sábado, 29 de junio de 2013

CORMAC McCARTHY, Suttree.


Cuando leí La carretera decidí seguir leyendo a este autor que me pareció muy interesante tanto por el contenido como por la forma de narrar que quedó recogida en la reseña que hice en su momento. 

Después leí la referencia de Suttree en el blog de Yossi y decidí que seguiría por esta novela. La novela tiene 562 páginas y la he leído en una edición de bolsillo con una letra más bien pequeña. 

El título hace referencia al protagonista de la novela, Cornelius Suttree. Sobre Cormac McCarthy ya hice una referencia en la anterior reseña que se puede consultar siguiendo el enlace anterior. 




 Cornelius Suttree, que por breves referencias, llevaba una vida normalizada decide abandonar todo y se traslada a vivir a la ciudad de Knoxville (1951) en una barcaza a orillas del río Tennessee. La novela gira en torno a las vivencias y a las emociones que Suttree experimenta en su relación con las personas que le van saliendo al paso. Vive como un vagabundo y entre ellos en un ambiente lumpen de supervivencia al límite. Pese a ello, Suttree es una persona con unos valores bastante sólidos, generoso y solidario en un mundo precario y cercado por el alcohol y las drogas. Un mundo de pobreza y marginalidad en la que se estructuran unas redes de cooperación peculiares en las que el protagonista es un referente. 

Suttree vive en el río y del río, pesca y vende sus capturas en el mercado de la ciudad, sus necesidades son muy escasas pero en muchos momentos pasa hambre y frío por falta de medios económicos. Así describe el mercado:


Había vendedores y pedigüeños, había predicadores callejeros que arengaban frenéticos a un mundo condenado con un vigor que los cuerdos desconocían. Suttree los admiró por sus ojos ardientes y sus biblias gastadas, ladradores de Dios irrumpiendo en el mundo como los profetas de antaño. Muchas veces se había acercado a la multitud por ver si pescaba alguna información sobre la degradación humana (p. 83). 


Alrededor de Suttree pivotan algunos peculiares personajes como el joven Harrogate, el viejo ferroviario, el chatarrero y todo un universo de personajes que se ayudan entre sí, dentro de sus posibilidades, y de lo que el alcohol les permite… tristes hijos del destino cuyo hogar es el mundo (p. 460). La relación de Suttree con las mujeres es bastante desgraciada en las pocas ocasiones que logra tener algo parecido a una pareja. 


Allí sentada ofrecía demasiada vista de su cuerpo, la amplia extensión del muslo envuelto en medias incorpóreas y las ligas que fruncían la carne pálida y sus pechos firmes (...). Suttree se dejó abrumar poco a poco por la escandalosa percepción de ella. Sus vasos chocaron sobre la mesa. Su lengua, tórrida de especias, gruesa dentro de la boca de él y ella tocándole por todas partes como la verdadera bruja de la jodienda (p. 468). 

Al final de la novela Suttree acaba enfermo de fiebre tifoidea y sufre una larga alucinación que es de los pasajes más extraordinarios de la novela. Su enfermedad, la muerte de uno de sus amigos en un enfrentamiento con la policía y el arresto de Harrogate, conducen a Suttree a abandonar el río y la ciudad perdiéndose en el anonimato de una vida peculiar…

El río es un elemento natural cargado de simbología. El agua es la vida. El río lleva agua, agua que fluye, que se deja ir, en el camino se va llenando de circunstancias. Puede ser apacible o bravo, caudaloso o discreto. McCarthy utiliza el río para escribir la metáfora de la vida, con su discurrir imprevisible. Sin llegar al límite de la desesperanza en que nos coloca La carretera, ronda ese ámbito y nos coloca en una situación angustiosa que salva justamente la generosidad de ese personaje que en situación de supervivencia límite es capaz de salvar unos valores de humanidad mínimos que aportan una cierta esperanza (igual que en La carretera con la figura del niño).

En Suttree se mantiene ese lenguaje sobrio, contundente, agudo, penetrante y lúgubre que no llega al extremo de La carretera.


…incluso un falso presagio del mundo del espíritu es mejor que nada (p. 30).

El remordimiento alojado en su gaznate como una escoria grande de sal. 

En lo más profundo de sus ojos inundados un escabullirse de hojas secas (p. 184)


Un lenguaje que combina con maestría la crudeza y el lirismo con una habilidad asombrosa. 


El agua le cantó en la cabeza como si fuera vino. Se sentó. Un oscilante muro de laurel verde y los árboles allí tiesos. Articulándose en la suave brisa del bosque un alfabeto arbóreo para mudos. Las piedras despedían puntitos de luz casi azul. Suttree sintió que una intensa lasitud hacia mella en su nuca y sus omóplatos. Se dejó caer y cruzó las muñecas sobre el regazo. Contempló un mundo de hermosura infinita. Vieja sangre celta por línea materna escondida en algún recoveco de su cerebro le movió a platicar con los abedules, con los robles. Un fuego verde y fresco prendía sin tregua en el bosque y pudo oír los pasos de los muertos. Todo se había desprendido de él. Apenas si podía decir dónde terminaba su ser o dónde empezaba el mundo y tampoco le importaba (p. 346).

Una lectura que recomiendo sin dudarlo. Por mi parte seguiré leyendo su obra.

sábado, 22 de junio de 2013

JESÚS CARRASCO, Intemperie.


Esta novela me la recomendó hace unos días una amiga, profesora de castellano y bastante exigente en cuanto a sus gustos literarios. Me sorprendió su entusiasmo con una novela de un principiante y me inspiró curiosidad. Cuando fui a comprarla leí en la solapa que se consideraba al autor en la estela de Cormac McCarthy y Miguel Delibes, mi curiosidad creció tanto como para leerla sin pasarla a la estantería de libros en espera.

La novela tiene 221 páginas y el título hace referencia al lugar donde se ve obligado a vivir el protagonista, un niño sin nombre y de edad indefinida:

Él había ejercido la violencia tal y como había visto hacer siempre a quienes le rodeaban y ahora, como ellos, reclamaba su parte de impunidad. La intemperie le había empujado mucho más allá de lo que sabía y de lo que no sabía acerca de la vida. Le había llevado hasta el mismo borde de la muerte y allí, en medio de un campo de terror (p. 162).

Jesús Carrasco nació en Badajoz en 1972 y en 2005 se trasladó a vivir a Sevilla donde reside en la actualidad. Trabaja como redactor publicitario y ésta es su primera novela.


La historia es muy sencilla, un niño huye decidido de su casa pese a su corta edad y se verá perseguido por una partida compuesta por las fuerzas vivas de la aldea en un paisaje estepario, reseco y sin posibilidades de supervivencia excepto para los más fuertes.

Se preguntó si sería capaz de perdonar en esas circunstancias. Si habiendo atravesado el gélido polo, los bosques umbríos y otros desiertos, ardería en él todavía la llama que le había quemado por dentro. Quizá el desamparo que le había expulsado del hogar que Dios designó para él ya se habría disipado para entonces. Puede que la distancia, el tiempo y el roce incesante con la tierra limaran sus asperezas y lo calmaran (p. 23).


No hay indicaciones geográficas concretas, se trata de un llano que fácilmente reconocemos como la meseta, ni referencias cronológicas, un mundo en que la ley la impone el más fuerte, una ley arbitraria y que responde exclusivamente a los deseos de los poderosos.

En su huida se encuentra con un cabrero, un hombre viejo y enfermo, que lo acoge sin dar muchas muestras de cariño pero que se convertirá en la referencia del niño tanto para sobrevivir (aprenderá el oficio de pastor) como de comportamiento moral.

El autor da una gran relevancia al paisaje rural pobre, duro, agreste y seco que hace muy complicada la supervivencia del niño, elimina cualquier otro aspecto que distraiga de la trama al lector. Aunque el pasado es clave para entender la huida del niño, y quizás la soledad del cabrero, todo se desarrolla en el presente proyectado hacia el futuro. El narrador omnisciente guía la trama y nos hace partícipes, en algunas ocasiones, de lo que está a punto de producirse.

Su vocabulario es rico tanto a la hora de dibujar el paisaje como a la hora de dotar de rasgos esenciales a sus personajes, también se detiene en el uso de muchos términos del oficio de pastor.

A medida que amanecía se empezaron a distinguir los montes al fondo. La llanura como un mar que se detenía al pie de las elevaciones del norte. En aquel momento, solo un trampantojo acuoso. Una empalizada, un hito o el recuerdo de que podría existir un lugar en el que respirar mejor. La visión brumosa de aquellas montañas le producía una atracción magnética (p.163).

Pese a que la narración va subiendo en intensidad jamás se excede en sentimentalismos aun tratándose de un niño que sufre duramente los avatares de la intemperie.


Estamos ante una novela valiente, comprometida, que emociona y subyuga con una trama escueta, sobria, sin elementos que nos despisten de lo que ocurre en el centro de una historia desoladora como el paisaje. 

Lo único excesivo es la riqueza del lenguaje de Carrasco que, a veces, cae en algún exceso alambicado. Me atrapó de tal manera que no la he podido dejar y he acabado leyéndola en dos días. 

Excelente y muy recomendable.

sábado, 15 de junio de 2013

ELEFANTES... PETER HOEG, ANTONIO LOBO ANTUNES Y LUCINDA WILLIAMS...

INGRID TUSELL

La casualidad quiso que leyera estas dos novelas seguidas, sin percibir en el momento que ambas tenían en común el elefante como protagonista del título. Quizás es la única similitud que tienen ambas, sin embargo lo que el azar ha unido que no lo separe nadie y menos que nadie yo... 

Así había programado esta entrada... pero quiso el azar que a esta coincidencia se añadiera otra, ayer asistí en el 24 GUITAR FESTIVAL BCN al concierto de LUCINDA WILLIAMS & DOUG PETITBONE y esta magnífica cantante también tiene que ver con elefantes, pero eso es algo que no os puedo explicar...




Se trata de una cantautora estadounidense de música rock, folk y country. Estuvo acompañada en todo momento de su guitarra (primero la acústica y después una Telecaster plateada) y le secundaba  el guitarrista Doug Petitbone que ha acompañado, entre otras, a Norah Jones y Tracy Chapman, y un buen bajista. Petitbone fue ligando solos extraordinarios e incluso se atrevió con una pedal steel.

La velada resultó sencilla, íntima, de gran sensibilidad... es una mujer que desprende, con su voz, belleza y emoción. 

Iba de negro integral con botas de media caña... (también yo elegí ir de negro  pero con bailarinas que combinan negro y blanco).




Y ahora sí, los libros....

PETER HOEG, Los niños de los cuidadores de elefantes.


Compre esta novela porque me gustó mucho La señorita Smila y su especial percepción de la nieve. La novela tiene 422 páginas y su extraño título se refiere a que en el interior de algunas personas (en la novela son el padre y la madre de los niños) hay algo mucho más grande que ellos, sobre lo que no tienen control (…) y ese algo es que quieren saber lo que es Dios realmente, quieren encontrar a Dios (…), por ello viven, por encima de todo lo demás, y ese anhelo tiñe sus miradas de tristeza, un anhelo tan grande como un elefante, un anhelo que nunca ha sido satisfecho realmente (p. 135). Los elefantes interiores de la madre y el padre son, según su hijo Peter, elefantes africanos a los que se puede llegar a tolerar pero que nunca son dignos de confianza.


Peter Hoeg (Copenhague, 1957) es un escritor danés licenciado en literatura comparada. Antes de dedicarse a la escritura ejerció diversos oficios: actor, bailarín, marinero y otros. Es fundador de la Lolwe Foundation, una organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo mejorar las condiciones de vida de las mujeres y los niños del Tercer Mundo.

La novela está narrada por el hijo pequeño de los Fino, el padre es un pastor luterano y su mujer le ayuda y toca el órgano, que junto con sus dos hermanos mayores Hans y Tilte tienen que afrontar la desaparición de sus padres y tratar de encontrarlos. La trama gira en torno a las sectas religiosas. Tratado con cierto humor desarrolla el efecto que unos padres, muy poco convencionales, ejercen sobre sus hijos.

En ningún momento ha logrado interesarme la novela puesto que acaba resultando tan inverosímil que su pretendido intento de trascendencia queda anulado por un divagar sostenido que a duras penas me ha permitido acabarla.

Me quedo con recomendar la novela anterior, La señorita Smila y su especial percepción de la nieve y confiar que la próxima (que no sé si me animaré a leer) sea mejor que ésta.


ANTONIO LOBO ANTUNES, Memoria de elefante.

Compré este libro cuando leí la reseña que hizo offuscatio en su blog y  por su contundente recomendación: (...) lo mejor que he leído este año. Por favor, leerlo o, por lo menos, intentarlo.




La novela tiene 152 páginas y no sé explicar el título ya que no he encontrado ninguna referencia en la novela que me dé una pista (o me ha pasado desapercibida). Pensando en el significado genérico de tener memoria de elefante, me quedé con la definición menos habitual que hace referencia a que, como los elefantes, hay personas que almacenan recuerdos. El protagonista, un psiquiatra que vive en Lisboa, desgrana recuerdos que tiene almacenados.



Antonio Lobo Antunes (1942, Lisboa) es licenciado en Medicina, especializado en Psiquiatría. Entre 1970 y 1973 participó en la última fase de la guerra de liberación colonial de Angola. Época que coincide con el fin de la Dictadura portuguesa. Actualmente vive en Lisboa y se dedica exclusivamente a la literatura y el periodismo.

Memoria de elefante desgrana, con un peculiar estilo narrativo, la crisis existencial de un psiquiatra, alter ego del autor, que busca su perdida identidad y que va recordando facetas de su vida familiar:

Su madre creía poco en él como individuo maduro y responsable: tomaba todo lo que él hacía como una especie de juego, y aun en la relativa estabilidad profesional de su hijo sospechaba la engañadora tranquilidad que precede a los cataclismos (p. 97).

… de su trabajo como psiquiatra, de su regreso a Lisboa tras su intervención en la guerra colonial o del complicado amor con la mujer con la que se casó y que no puede dejar de amar:

Es como si solo pudiese amarla de lejos con las ganas que tengo, carajo, de amarla de cerca, cuerpo a cuerpo, que en eso ha consistido nuestro combate desde que nos conocemos. Darle lo que hasta hoy no he sabido darle y hay en mí, congelado aunque respirando siempre, semillita escondida que aguarda. Lo que desde el principio quise darle, la ternura ¿entiendes?, sin egoísmo, la vida cotidiana sin rutina, la entrega absoluta de un vivir compartido, total, cálido y sencillo como un polluelo en la mano, animal pequeño asustado, trémulo, nuestro (p. 62).

Su manera de narrar, cuajada de descripciones intimistas que recurren casi al género poético, requiere una gran concentración por la gran cantidad de imágenes y metáforas que utiliza en el soliloquio sin fin de esta novela:

(…) como ciertos poemas de Erza Pound nos muestran de pronto los desvanes de nosotros mismos en el prodigio de una revelación: la certidumbre de haber encontrado a un compañero de viaje en un asiento a primera vista vacío y la alegría de una ceremonia compartida inesperada (p. 53).

Me mato, madre, sin que nadie o casi nadie lo note, me columpio colgado de la cuerda de una sonrisa, lloro por dentro humedades de gruta, sudor de granito, secreta neblina en la que me escondo (p. 59).


Una obra extraordinaria que he disfrutado pese a la angustia que destila en esa desesperada búsqueda de algo que le ayude a existir. Muy recomendable.

Imágenes tomadas de google.

sábado, 8 de junio de 2013

PASOLINI-ROMA Y KNUT HAMSUN...


Ya me conocéis..., suelo hacer extraños maridajes que no elijo yo sino las circunstancias. Ayer quise hacerme un regalo y me fui a ver la exposición sobre PASOLINI y ROMA.

El CCCB de Barcelona tiene ahora dos breves, pero interesantes, exposiciones, la de los archivos de Bolaño que ya comenté y ésta sobre Pasolini.



La exposición recoge los veinticinco años de vida de Pasolini en Roma siguiendo su trayectoria vital. La exposición reivindica su figura de forma apasionada, me emocionó el discurso de Alberto Moravia en el entierro de Pasolini al final de la exposición. Se puede extraer mucho jugo de sus palabras.

La relación de Pasolini con Roma es una inmersión en su mundo, un mundo rico, intenso, crítico con el poder, con la religión, con las convenciones sociales, con el sexo. Nos introduce también en su peculiar mirada sobre los márgenes de la sociedad en los que él se encontraba tan cómodo.

Una exposición muy interesante que pone de manifiesto las verdaderas causas del asesinato de Pasolini.




KNUT HAMSUN, Hambre

Tomé prestada en la Biblioteca esta novela por la recomendación de Yossi Barzilai, en su blog Libros, cd’s, cine…



La novela forma parte de un volumen de tres obras de las que solo he leído Hambre. Tiene 223 pág. y su título es muy obvio, todo gira en torno al hambre del protagonista sin nombre.


Knut Hamsun nació en Noruega en 1859 y murió en 1952. Su obra le valió el Premio Nobel de 1920. Ejerció diversos oficios en su vida errante y aventurera. Estudió en la Universidad de Oslo y en 1882 se trasladó a EUA donde vivió hasta 1888, año en el que escribió HambreSu admiración por la vida bucólica y su rechazo a la gran ciudad lo llevarían a pasar grandes etapas de su vida en una cabaña del bosque, donde apenas si dejaba entrar a su mujer cuando estaba escribiendo.





A pesar de su inmensa popularidad mundial, su reputación cayó considerablemente debido a su apoyo al régimen nazi de Vidkun Quisling durante la II Guerra Mundial. En 1943, en un mitin de J. Goebbels, le ofreció la medalla del premio Nobel como regalo. Se reunió con Hitler y trató que éste depusiera a Joef Terboven como Reichskommissar de Noruega.

Fue partidario de la creación de una gran confederación de pueblos germanos, y estuvo de acuerdo con la invasión de Europa por parte de Hitler a través de cientos de artículos, favorables no solo al III Reich, sino también a su líder Adolf Hitler.

Fue ignorado por los que lo habían galardonado antes de su decisión política, y los jueces lo condenaron a pagar su traición a la patria. Se le sometió a examen psíquico y se le desposeyó de gran parte de sus bienes, siendo ya un anciano ciego y casi sordo. Hoy día no hay en Noruega una sola calle o plaza con su nombre.

La trama de Hambre gira en torno a la situación de pobreza y miseria (parece estar basada en su propia experiencia en EUA) de su protagonista, un joven escritor y periodista que experimenta  hambre por no tener ingreso alguno. Hay momentos en que es angustiosa la manera en que expresa la situación límite que padece y que parece que le va a hundir en la locura, entre otras cosas, por sus intentos de huir de la mendicidad o el robo:

Me había mantenido durante muchos años, durante muchas horas crueles en el camino recto, y he aquí que de pronto caía en la mendicidad más embrutecedora, degradaba mi pensamiento y llenaba mi alma de imprudencia, no avergonzándome, para hacerme más interesante, de llorar ante los más modestos comerciantes ¿Y de qué me había servido? ¿No estaba igual que antes, sin un trozo de pan que llevarme a la boca? (p. 107).

Pero esos momentos de angustia sabe combinarlos el autor con otros poéticos de gran belleza y que rebosan frescura:

Ha llegado el otoño. Comienzan a aletargarse todas las cosas. Las moscas y otros animalitos han sentido los primeros efectos. Allá arriba, en los árboles, y abajo en la tierra, se oye el ruido de la vida, que se obstina, bullente, ruidosa, inquieta, luchando por no perecer. (…)
El ligero soplo del primer frío ha pasado sobre las plantas y cada una de ellas ha tomado un aspecto distinto. Las pálidas briznas de hierba se elevan hacia el sol y las hojas secas caen en tierra con un ruido semejante al que producen los gusanos de seda. Es la estación otoñal, en medio del carnaval de la vida efímera. (p. 33)

O con sorprendentes descripciones como la que hace sobre sus zapatos:

Como si nunca hubiera visto mis zapatos, me puse a estudiar su aspecto, su mímica cuando movía el pie, su forma y sus cañas usadas, y descubría que sus arrugas y sus costuras descoloridas les daban una expresión, les comunicaban una fisonomía. Algo de mi ser había pasado a mis zapatos y me hacían el efecto de un hábito que se elevaba hacia mi “yo”, de una parte de mí mismo que respiraba… (p. 25).

Pese a su asociabilidad, su inadaptación y complejidad, el protagonista acaba enamorado de una extraña joven, que le corresponde, y a la que bautiza con el nombre de Ylajali:

Yo la miraba como un loco. Mi corazón latía con violencia, la sangre corría, cálida, por mis venas. Qué maravilloso goce el de encontrarme en una habitación acogedora, oír el tic-tac de un reloj y hablar con una joven llena de vida, en lugar de hablar conmigo mismo. (p. 167)

El claroscuro romántico es una constante en su obra, profundiza en la psicología de las personas y, a la vez, trata de colocarlas en sociedad trazando breve, pero certeramente, sus rasgos fundamentales.


Pese a que es una obra con indudables valores narrativos y un lenguaje claro y transparente, su constante girar en torno a un hecho, el hambre, ha llegado a cansarme en algunos momentos.


miércoles, 5 de junio de 2013

OCASO DE LA MEDIANOCHE...

EGOR  SHAPOVALOV

Soñó con una raza polar que se desplazaba en trineos de piel de morsa, asta retorcida y marfil tirados por perros y erizados de lanzas y arpones, los cazadores envueltos en pieles, lentas caravanas atravesando el ocaso de una medianoche de invierno, en el confín del mundo, deslizándose como un susurro por la nieve azul con sus cargamentos de carne y pellejos y vísceras. Pequeños cazadores sucios de sangre que parecían flotar como esporas sobre el congelado vacío de cloro, de flor en flor de brillantes coágulos bermellón por la inmensa aurora boreal.

Frescas estolas de peces serpenteaban en el mundo nocturno de su mente famélica, aventando la granalla de sal que ascendía en columna hacia grietas en el hielo de la superficie. Para hundirse en un frío mar de jade donde las burbujas salían disparadas hacia el sol polar. Bancos de lancurdias desplegaban sus brillantes cintas y el oleaje oceánico subía con la rotación terrestre y vio que el sol se empañaba y se difuminaba tras las placas de hielo batidas por el viento. Bajo una estepa más silenciosa que la faz de la luna donde los osos marinos de alabastro recorren las saladas profundidades verdes.
CORMAC McCARTHY, Suttree.

Mientras estaba escribiendo este fragmento, escuchaba este My Wild Irish Rose de KEITH JARRETT, creo que acompaña muy bien.

Imagen y música tomadas de google.

lunes, 3 de junio de 2013

RITA LEVI-MONTALCINI, Elogio de la imperfección.


Tengo un amigo que siempre me dice lo hermosa que es la imperfección y cuanto le gusta aceptar a las personas como son, sin intentar cambiarlas... siempre que sale este tema en nuestras conversaciones recuerdo este libro.


Ningún prejuicio merece más tal nombre que el que comúnmente se tiene sobre la desigualdad de los sexos… Una vez examinada según el principio de verdad, que consiste en no aceptar como verdadero nada que no se funde en ideas claras y distintas, resulta, por un lado, que dicha opinión es falsa, y que no se basa sino en un prejuicio y en una tradición popular, y, por otro lado, que los dos sexos son iguales, esto es, que las mujeres son tan nobles, perfectas y capaces como los hombres. Lo que puede afirmarse con sólo refutar a dos especies de adversarios: el vulgo y casi todos los doctos.
(N. de la A. pág 45)

Compré este libro porque admiro mucho a la autora, a la que he dedicado más de una vez algún escrito. Mientras lo estaba leyendo, murió. Siendo como es una científica era capaz de admirar y valorar otras disciplinas como la artística:

A diferencia del científico, cuyos descubrimientos, en el mejor de los casos, no revelan sino partes infinitesimales del mundo que lo rodea, el artista aspira a formarse y a transmitir una visión del mundo propia, y esta aspiración no concede tregua, ni se conforma con lo hecho, pues siempre le parece insuficiente comparado con lo que anhela (p. 242).

Esta obra, una especie de memorias de la autora, tiene 296 pág., y su título viene de considerar que la imperfección es el rasgo dominante del comportamiento del Homo sapiens, imperfección que se revela no solo en los momentos críticos de su historia (…) sino también en la vida corriente, en que, por vanidad, afán de poder o simple sumisión al poderoso, se manifiestan los aspectos más deplorables de la naturaleza humana (p.279). Por tanto elogiar la imperfección supondría elogiar a aquellos que han mantenido la antorcha de la esperanza e iluminado a sus compañeros de desventura (p.279) y se refiere a su maestro, Primo Levi, cuando estuvo en Auschwitz.

Sobre la biografía de Rita Levi-Montalcini ya he escrito en otras  ediciones, así que se puede consultar en su etiqueta.

Este libro de memorias está dividido en Cuatro Partes además del Prefacio de Luigi Cavalli-Sforza, Prólogo, Epílogo y Apéndice. En él, la famosa neuróloga, relata, y hace balance, de su vida y trayectoria profesional desde la infancia hasta 1987, un año después de obtener el Premio Nobel de Medicina por el descubrimiento  del llamado “factor de crecimiento nervioso” (NGF).

Siempre me parece recomendable leer a Levi-Montalcini.