sábado, 27 de julio de 2013

AMOR Y DESTINO... SÁNDOR MÁRAI, La herencia de Eszter.

KATARZYNA WIDMANSKA

¿Quién no cae rendida ante las posibilidades del amor? Matizo, ¿quién puede resistirse a una pasión con posibilidades de amar? Aún sabiendo cuanto de mito tiene el amor, de absoluto, de creencia incluso, resulta difícil no anhelarlo y, si se presenta, actuar de forma racional y dejarlo pasar.

No rechazar nunca vivir la pasión que un amor despierta y trascenderlo para convertirlo en una vivencia requiere sus dosis de valor, sobre todo llegados a una edad y con compromisos que se convierten siempre en escollos para ello. Cada cual debe tomar sus decisiones y líbreme la prudencia de juzgar cualquier decisión posible. Sin embargo, apreciando como aprecio la pasión, el amor, y su dimensión más mundana, rechazo de forma visceral convertir un amor en la fuerza del destino que marca la vida de una persona para siempre jamás, me repele que un amor se convierta en la herencia de alguien y marque su vida sin posibilidad de huir de esa especie de condena divina.

Esta breve y concisa reflexión va acompañada de una imagen que reúne elementos de lo que entiendo por pasión, os dejo que lo adivinéis... Para los más observadores, o los que mejor me conocen, habrá un aspecto que será fácil de identificar, creo que nunca he hablado del otro, muy evidente en esta bellísima imagen.  Junto con la fuerza de la imagen, una música... Over the Rainbow with.

Y ahora sí, la novela que ha provocado esta introducción


SÀNDOR MÁRAI, La herencia de Eszter.

Un escritor del que aspiro a ir leyendo toda su obra. Aquí he reseñado El último encuentro y dos reseñas de La mujer justa.   

Se trata de una novela breve, 154 páginas, que gira en torno a una mujer, Eszter. Hay novelas que cuando lees el primer párrafo ya estás atrapada sin remedio hasta acabarla. He aquí ese inicio: 


 No puedo saber qué más tiene Dios previsto para mí. Sin embargo, antes de morir, quisiera poner por escrito el relato del día en que Lajos vino a verme para despojarme de todos mis bienes. Voy postergando la escritura de estas notas desde hace tres años; pero, ahora, tengo la sensación de que una voz, de la cual no me puedo defender, me está apremiando para que escriba la historia de aquel día y de todo lo demás que sé sobre Lajos (p. 7). 


Esta obra fue escrita en 1939, tres años antes que El último encuentro. Comparte con ella un reencuentro entre dos personas después de muchos años, veinte en este caso, y la búsqueda de la verdad que hay que encontrar en uno mismo. Comparte también el carácter trágico de la relación entre las dos personas, amistad en El último encuentro, amor en La herencia de Eszter. Y un tercer motivo importante en toda la obra de Márai, la fuerza del destino, la inevitabilidad de lo que ha de ocurrir. Un destino que no viene marcado exactamente por las creencias religiosas, aunque Dios es un referente en la novela, sino por fuerzas más imprecisas y que en este caso viene determinado por la personalidad de una de ellas, Lajos, (…) todo ha tenido que suceder así, [que] tuve que hacer lo que hice hace veinte años y [que] ahora tengo que hacer lo que estoy haciendo (p. 147). 

La vida está marcada por esa especie de inevitabilidad que llamamos destino y que Márai remarca a lo largo de sus obras: 


 Uno vive, construye y destruye su vida, trata de corregirla, de remediarla, poniéndole parches; y pasado un tiempo se da cuenta de que todo el conjunto, tal cual está, lleno de casualidades y de equivocaciones, ya no se puede cambiar más (p. 70 ). 


Márai tiene una gran capacidad para trazar con pocos rasgos la personalidad de sus personajes, incluso de los secundarios (Endre en el que hasta su bondad era pesada, tímida y torpe, Vilma, Eva…). Como señalaba en La mujer justa, Márai destaca por la acción lenta, casi inexistente, de sus novelas, pero crea un espacio, un mundo propio con gran facilidad. Pese a la lentitud de la acción sus novelas no aburren y se entra en esa esfera, que crea como si fuera una tela de araña, dejándote llevar por ella. 

Escribe con una prosa exacta, clara, precisa y depurada. Su lenguaje es rico y elegante y la lectura es fácil pero intensa por los múltiples matices que va desgranando cuando describe personajes y ambientes.

Muy recomendable esta pequeña joya de la literatura.


sábado, 20 de julio de 2013

JAZZ Y "LIBROS QUE ME LLAMAN"...GILLIAN FLYNN, Perdida.

THE JAZZ AT LINCOLN CENTER ORCHESTRA & WYNTON MARSALIS
Teatro Grec, 17 de julio, 22h



Y en una tórrida noche de verano, en primera fila, para disfrute de propios y ajenos, la orquesta que lidera Wynton Marsalis, y que celebra su 25 aniversario, fue desgranando piezas de Duke Ellington, origen lejano de esta orquesta, y de Count Basie. La orquesta está formada por cuatro trompetas, tres trombones, cinco vientos (me gustó especialmente el clarinetista y saxo tenor Victor Goines), Dan Nimmer al piano, Carlos Henriquez al bajo y Ali Jackson a la batería.



Pero yo sé que al final viene lo mejor (para mi gusto), cuando se quedan pocos componentes de la orquesta y Marsalis desgrana sus solos de trompeta, una de esas piezas (Joe Turner's blues si la memoria no me traiciona ahora) de mi desgastado Cd de Marsalis y Clapton, Play the blues.

Esta big band, que es considerada de las mejores del mundo, y que llenó el precioso Teatre Grec, convierte sus conciertos de jazz en una auténtica fiesta del placer de los sentidos. Es un jazz clásico que jamás defrauda, al menos a mi.

Y ahora sí os dejo con mi propuesta literaria...

GILLIAN FLYNN, Perdida.

NEIL CRAVER

Nunca he rechazado leer bestsellers (superventas) puesto que siempre he pensado que un libro muy vendido no es sinónimo de mala calidad o de falta de rigor académico, ahí están los libros del historiador Tony Judt para demostrarlo. También es cierto que los superventas, en algunas ocasiones, son malos libros, igual que los poco vendidos por otro lado. Confieso leer, o haber leído, a Dam Brown, Ken Follett, Mary Higgins Clark o Danielle Steel, entre otros. No he leído, pero leeré, Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James. 

Estoy convencida que leer estos superventas no me ha perjudicado en mi gusto y criterio lector, aunque tampoco me han debido aportar mucho salvo entretenimiento, algo a valorar siempre. ¿Por qué he leído estas obras? Me dejo llevar por las apetencias al leer, por eso será difícil que pueda formar parte de un club de lectura, los libros me llaman y nunca desatiendo esas voces (comprendo que resulta raro que alguien tan racional como yo diga eso pero es así y nunca me ha preocupado esa subjetividad lectora).




GILLIAN FLYNN, Perdida

El libro ha acabado en mi estantería por dos motivos, la lectura del comentario de Mike & Libros y la opinión de mi librero. Y porqué no reconocerlo, el libro me llamó.

La novela tiene 556 páginas y el título hace referencia a la desaparición de Amy, la protagonista de la novela junto con su marido Nick. Por cierto, así se quedan, a veces los libros encima de mis piernas cuando el sueño me vence...

La novela está estructurada en tres partes: Chico pierde chica, Chico conoce chica y la última, y más breve, Chico recupera chica (o viceversa).

Gillian Flynn (1971) nacida en Kansas es una escritora relativamente novel ya que Perdida es su tercera novela. Fue crítica de TV para Entertainment Weekly.  



Había leído en 2007 su primera novela Heridas abiertas, y tengo una breve anotación en mi libreta que dice: “Entretenida pero nada de particular”, no le dediqué más comentario. 


La trama de este thriller arranca con la desaparición de Amy, una treintañera pija de Nueva York, casada con Nick, periodista, de un pequeño pueblo, North Carthage, Missouri, al que se trasladan cuando pierden su empleo en Nueva York. El día de su quinto aniversario de bodas, Amy desaparece y entra en acción la policía que trata de encontrarla iniciando una investigación que, como es de rigor, parece apuntar al marido como causante de su desaparición. Por tanto la novela parte de los elementos tópicos de un thriller: la desaparición de una persona y la investigación policial. Pronto, sin embargo, nos damos cuenta que no se trata de un argumento al uso y la trama da un giro inesperado cuando se inicia la segunda parte de la novela. La tercera parte que debería ser la resolución del caso también es diferente y el final de la novela deja un interrogante sobre cómo puede seguir la relación matrimonial entre una pareja tan peculiar como la compuesta por Nick y Amy (o viceversa). 

En la novela se va desvelando el lado oscuro de una relación de pareja en la que el conocimiento mutuo va desgranando toda la perversión de la que pueden ser capaces dos personas que se conocen a la perfección.

 En apenas un par de años, la vieja Amy, la muchacha de risa bulliciosa y costumbres sencillas, se había desprendido literalmente de sí misma, dejando un montón de alma y piel en el suelo. De su interior había surgido aquella nueva Amy, frágil y amargada. Mi esposa ya no era mi esposa, sino un nudo de navajas que me desafiaba a que lo desenredara (…) Cuando le mostraba mis muñones ensangrentados, ella suspiraba y regresaba a su libreta mental secreta en la que llevaba la lista de todas mis deficiencias, eternamente anotando decepciones, flaquezas, defectos (…) (pp. 75-76). 

Por otro lado nos proporciona también una crítica feroz de los medios de comunicación y de su capacidad para manipular y manejar a la opinión pública.

La novela engancha aunque tiene momentos en que resulta monótona y repetitiva, desde mi punto de vista pierde fuelle en el tramo final de la segunda parte. Me parece muy buena la primera parte (descripción de los primeros días de la desaparición de Amy a través de fragmentos de su Diario y de cómo le va afectando a Nick a través de su relato) y el giro que se produce para dar paso a la segunda parte. La tercera parte es peculiar e inquietante.

La autora escribe bien y es capaz de hilar una trama original y con aspectos psicológicos que van articulando una reflexión sobre el matrimonio que, cuando menos, te hace pensar. Tiene, además, un ácido sentido del humor. No es mero entretenimiento, que también.

No estoy exactamente segura de cómo ser la Amy (…). Estoy intentando averiguar qué significa eso para mí, en qué convertirme durante los próximos meses. Cualquier cosa, salvo aquellas que ya he sido con anterioridad. La Asombrosa Amy. La Ochentera Dicharachera. La Campista Loca porel Frisbee. La Ingenua Sonrojante y Sofisticada Ingeniosa a lo Hepburn. La Irónica Cerebrito y Bohemia Buenorra (…). La Chica Enrollada, la Esposa Amada, la Esposa Desamada, la Esposa Burlada y la Esposa Vengativa (p. 326)

Siendo como es una novela tan peculiar recomiendo su lectura entre comillas. Yo la leí porque me inspiró curiosidad el tema y no me ha defraudado.

Ímagenes tomadas de google. Quiero agradecer a María el descubrimiento de Neil Craver.

sábado, 13 de julio de 2013

RELATOS Y MÁS RELATOS... DE KAWABATA A SALTER



HOKUSAI

No acostumbro a leer relatos. Cuando veo algún libro de relatos dudo mucho hasta que me decido a comprarlo. Pese a ello fui una consumidora entusiasta de los relatos de Julio Cortázar que leía con auténtico placer. Curiosamente aunque he leído relatos de otros autores, nunca ha sido una opción que me motive y nunca he vuelto a tener otro autor como Cortázar que me provocara leerlos. Me impactó recientemente El Ruletista de Mircea Cartarescu, pero aún no he leído más relatos suyos.
Nunca he reflexionado de verdad respecto a esta especie de indiferencia lectora hacia el relato, es cierto que me gusta entrar en la historia y que el relato, por su brevedad, hace difícil que se logre. El relato es corto, conciso, te tiene que envolver con un movimiento rápido que a penas te deje desligarte de él mientras lo lees y esa cualidad no es fácil encontrarla.
Casualmente he leído casi seguido a dos autores de relatos muy diferentes en su forma de narrar y, aunque la experiencia ha sido positiva, ninguno de los dos ha logrado el efecto cortázar.



YASUNARI KAWABATA, Primera nieve en el monte Fuji.

El libro me lo regalaron hace unos meses y está sobre otros libros  que tengo en mi mesa permanentemente haciéndome compañía…

Esta obra tiene 205 páginas y está formada por diez relatos, y un glosario de términos. El título es el de una de estas narraciones que tiene como protagonista a una pareja que se reencuentra tras varios años de separación y que observan las primeras nieves en el monte Fuji.



Yasunari Kawabata (1899-1972) nació en Osaka, se graduó por la Universidad Imperial de Tokio, y en la década de 1920 formó parte de un grupo literario de jóvenes escritores conocido como neosensacionistas, partidarios del lirismo y del impresionismo en lugar del realismo. Ganó el premio Nobel en 1968. Enfermo y deprimido, dolido sin duda por la muerte de su amigo Y. Mishima, que lo había definido como un "viajero perpetuo", acabó con su vida en un pequeño apartamento a orillas del mar en 1972.

Los relatos de Primera nieve en el monte Fuji fueron seleccionados por el propio Kawabata y publicados en 1958. Dos de ellos, Un pueblo llamado Yumiura y El crisantemo en la roca, fueron incluidos posteriormente en una antología de sus cuentos favoritos que se publicó poco después de que recibiera el Nobel.

Kawabata es un escritor de extrema minuciosidad y sutilidad al construir sus relatos. Muestra, y contagia, su sensibilidad y su inteligencia a sus historias y requiere lo mismo del lector. Escribe muy bien y pone esta virtud al servicio de la descripción tranquila de las emociones de sus personajes que, conforme transcurre el tiempo, van evolucionando y descubriéndose a sí mismos…

Tenía la actitud corporal de una mujer que está frente a un hombre que la ha tenido en sus brazos (p. 163).

He de confesar que esa calma y esa sensación de que en sus relatos no pasa nada han llegado a distanciarme en alguna de las narraciones. El trasfondo de sus historias son el mundo doméstico y familiar de la postguerra japonesa y a partir de ahí, las emociones destiladas al máximo:

Los ojos de Uryu eran exactamente como los de una mujer. Parecían empapados de melancolía pero transparentaban una claridad cristalina. En el fondo de esos ojos parecía haber otros ojos. Tuve la desagradable sensación de estar siendo observado por esa segunda mirada de las profundidades (p. 69).

El relato que más me ha gustado es el que da título al libro, dos amantes se encuentran tras años de ausencia y se van juntos a un balneario en las montañas. El encuentro…

Se habían encontrado en la estación de tren de Shinbashi. Utako subía hacia el andén por las escaleras cuando vio a un hombre parecido a Jiro que estaba a punto de montarse en el vagón. Al lanzarse hacia la puerta divisó la cara de Jiro mirando desde dentro del tren. Las puertas se cerraron justo en el momento en que el cuerpo de Jiro, que saltaba del vagón hacia fuera, y el de Utako, que iba a subir, chocaban delante de la entrada (pp. 120-121).

…las miradas de Jiro y Utako, las diferencias y el dolor de ambos, el pasado en común inasible, su amor lejano… muy hermoso.

Una lectura recomendable pero si se lee con la precisión y la tranquilidad necesaria.


JAMES SALTER, La última noche


Compré este libro de relatos porque un amigo me había hablado de este escritor elogiosamente, también vi buenas referencias en alguno de los blogs que visito y reseñan libros.

El libro tiene 156 páginas y está compuesto por diez relatos de los que el último es el que da título al conjunto. Este título hace referencia a la última noche de una enferma terminal.



James Salter (1925) nació en Nueva York y estudió ingeniería en West Point, ingresó en las FFAA en 1945. En 1956 publicó su primer libro, Pilotos de caza, y abandonó el ejército para dedicarse a la literatura. También trabajó como periodista, escribió guiones para Hollywood y dirigió películas.


El hilo conductor del libro son las relaciones amorosas en cualquier familia americana, en este caso familias de la clase y edad media alta y los desengaños, traiciones y frustraciones que suelen acompañarlas. Los narradores de los relatos mantienen una distancia suficiente con el tema intentando dejar sentado lo que sucede sin caer en el melodrama ya que, en todos los relatos, el autor se sitúa en momentos límites en que parece que todo se derrumba.

Uno nunca tiene la compañía humana que desea. Siempre es algún sustituto
Los ojos de las estrellas, p. 35 


Salter escribe los relatos a pinceladas, va dejando breves impresiones de color, a la manera impresionista, y solo al final somos capaces de apreciar el conjunto. El autor muestra cómo se puede bajar del éxtasis y la felicidad a la sima más profunda del desengaño y la traición.


 En aquellos días de un deseo tan profundo que le hacía temblar las piernas, no se comportaba de manera extraña en casa; sí en cambio era más cariñoso y dedicado a la familia (…). Llegaba a casa lleno de felicidad prohibida, prohibida pero incomparable, abrazaba a su mujer y jugaba o leía con sus hijos. Lo prohibido nutre el apetito por todo lo demás. Iba de lo uno a lo otro con el corazón puro. Platino, p. 94 

 Los diez relatos son notables, especialmente Cometa, Platino, Bangkok y La última noche. Todos son breves, algunos muy breves como el primero, Cometa, y el último, La última noche. Este último es un relato cruel que muestra la dolorosa verdad del desengaño y la traición en un momento único, el momento de la muerte. En trece páginas nos hiela el corazón y en la última página logra sorprendernos con lo peor. 

Me parece una lectura recomendable.

Fotos de los autores y pintura de Hokusai tomadas de google

martes, 9 de julio de 2013

VIOLACIONES CONTRA MUJERES EN LA PLAZA DE TAHRIR, EGIPTO, Y "TETAS Y TOROS" EN SAN FERMÍN...

ANKA  ZHURAVLEVA

Desconfío de la información que nos dan los grandes medios de comunicación, razón por la cual hace más de cinco años que no veo la TV, escucho poca radio y solo leo algún artículo de cultura en la prensa escrita. Pese a ello tengo una razonable información sobre lo que pasa en el mundo.

Ayer, lunes 8 de julio, escuché en la radio mientras cenaba esta información, oí testimonios de mujeres que habían sido violadas y sus opiniones sobre los motivos (si se puede considerar que hay motivo para una violación). La noticia se ha quedado alrededor de mí desde hace ya muchas horas. He buscado por Internet confirmando que son ciertas, dada la diversidad de fuentes que lo recogen, las denuncias de la ONG Human Rights Watch (HRW) y la puesta en marcha de la iniciativa femenina egipcia llamada Operación Anti Acoso Sexual.

Las informaciones son contundentes, las mujeres son separadas de sus amistades por un grupo de hombres que posteriormente las rodean, rasgan sus vestiduras y las golpean antes de violarlas. HRW tiene constancia de 91 casos de acoso sexual en las protestas de julio, de estos casos algunos acabaron en violación. Todo ello pese a los voluntarios desplegados por la plaza, para evitar el acoso, desplegado por Operación Anti Acoso Sexual, que ha puesto un teléfono a disposición de las mujeres agredidas para que lo denuncien (el pasado domingo fue el día que más denuncias recibió, con 46 agresiones). 

Hay unanimidad respecto a la motivación de este acoso: evitar que las mujeres participen en las protestas. 

Más allá de las protestas, de las revueltas e incluso de las revoluciones, un porcentaje agresivamente alto de hombres, de poder masculino, no quieren que las mujeres participen del espacio público, el espacio de la ciudadanía, porque son conscientes de las profundas repercusiones que esa participación tiene. Quienes desean que las mujeres estén enclaustradas en el espacio doméstico, buscan múltiples justificaciones, y lo han hecho así desde hace miles de años, para este encierro doméstico: desde su supuesta inferioridad, a su incapacidad, a motivos religiosos, motivos supuestamente científicos y muchos otros. La revuelta siempre es un momento en que los controles se relajan y eso permite resquicios a las mujeres para incorporarse a ella, que justamente sea la agresión sexual, la violación, el método empleado para evitarlo, indica el grado de perversión al que puede llegar una convicción masculina tan arraigada como es que las mujeres no deben participar en el espacio público…, tampoco en el de la protesta. 

Imagen tomada de google.

sábado, 6 de julio de 2013

EL BOSQUE, LA VIDA... Y WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ, El bosque animado.


Caminar por el bosque,
como por la vida,
escuchando,
buscando lo más secreto
y sin dejar huella.

WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ, El bosque animado.


Esta novela me la regaló un amigo a quien le gusta esta obra de modo especial, le gusta mucho caminar en silencio por el bosque procurando no dejar huella de su paso por él, aunque el bosque si la deja en su pensamiento y en sus emociones. Por fortuna, para mi, puedo compartir esa especial relación que tiene con la naturaleza.

La novela tiene 206 páginas en las que se intercalan dibujos de Francisco Juárez. Tiene un apéndice de Constantino Quintela y bibliografía.

El título se refiere al protagonista de la novela, el bosque, en realidad la fraga,  un ser hecho de muchos seres. La fraga es bosque inculto, entregado a sí mismo, en el que se mezclan variadas especies de árboles (p. 10). Si las personas entran en él con el alma atenta captarán que el bosque está animado por infinitas almas.

Wenceslao Fernández Flórez (1885-1964), nació en La Coruña en una familia pequeñoburguesa, quiso estudiar medicina pero la falta de recursos económicos, al morir el padre, y su vocación literaria le hicieron optar por el periodismo. Cultivó todos los géneros literarios.


Practicó la ambigüedad ideológica para amoldarse a todos los regímenes políticos, algo complicado de mantener durante el franquismo. La amistad con Franco y su familia denotan que su ambigüedad no era tal. No deja de llamar la atención que El bosque animado se publicara en 1943, una época de postguerra desoladora, oscura y poblada de miedo, represión y muerte.

Esta obra es un mosaico en la que los episodios se articulan alrededor de un tema, la fraga de Cecebre. La novela se divide en XVI estancias, no capítulos. No entendía el significado literario de estancias y parece que este vocablo tiene dos acepciones, la más obvia, lugar de residencia (la fraga y los seres que la habitan) y estancia como estrofa utilizada por los poetas renacentistas en sus canciones y églogas, inspiradas en la antigüedad clásica y en los italianos Dante y Petrarca, que nos introducen en un mundo bucólico y no en la naturaleza real.

El autor sublima la naturaleza y la relación del ser humano con ella, se idealiza a los campesinos, y al campo, frente a la ciudad. Como  los fabulistas, el autor hace hablar a los animales y las plantas con una intención moral para servir como modelo de conducta. También es cierto que hablan desde una posición de clase bastante obvia que se percibe en la crítica humorística que hace de las concentraciones de masas (de moscas), del comunismo y de la violencia (de nuevo las moscas o el clan de los gatos). También es cierto que tras el gato bermejo podría estar el general Franco.

Hay también cierta crítica social que se desprende de la descripción del noble D. Pedro, del sistema de reparto de la tierra que conduce al minifundismo…

Un prado les quedó, tan repartido, que si una vaca iba a pacer en él, no podía comer la yerba propia sin tener las patas traseras en la propiedad de otro hermano y los cuernos proyectando sombra en la de un tercero (p. 40).


… o de la pobreza del pueblo que les conduce a la emigración:

(…) el olor a tabaco barato no consigue anular el otro olor a cama pobre que todos traen pegado aún al cuerpo; olor a manta vieja, a jergón de hojas de maíz, a almohadas que guardan sudor de trabajo y sudor de fiebres (p. 96).

La ironía es un signo distintivo del estilo del autor en esta novela, así como el lirismo fantástico con epítetos, exceso de adjetivación, metáforas y una base filosófica vitalista:

Llovió tanto que parecía mentira que restase aire para respirar en el espacio lleno de hilos líquidos y de partículas acuosas que iban y venían, flotando, con aspecto de diminutos seres vivos, como si aquel mar tuviese también su plancton. El viento, quizá sorprendido por su fracaso o afligido por su torpeza, se había quedado quieto, quieto, tal la criada que rompió la pecera y encharcó la alfombra. Y en varios días nada se movió bajo la lluvia: ni hojas, ni pájaros, ni hombres. En los establos penumbrosos los bueyes fumaban su propio aliento y en el balcón techado del cura, el gato –con la cola pegada al costado izquierdo, como una espada- sentado sobre su vientre, miraba con ojos de chino una hora y otra hora, entre los barrotes pintados de azul, cómo caían tubitos de cristal desde las tejas, adormecido en romanticismo (p. 44).

Una agradable lectura.