domingo, 28 de mayo de 2017

JÓN KALMAN STEFÁNSSON, Entre cielo y tierra

Sensaciones 

Esa sensación transmite la lectura de esta novela, que estamos entre el cielo y la tierra. Suele ser habitual en las novelas nórdicas que el clima, los aspectos geográficos, la naturaleza en definitiva, ocupen un lugar importante en la historia narrada. 

Alegría, felicidad y amor apasionado son la trinidad que nos hace humanos, da sentido a la vida y la hace más grande que la muerte, sin embargo, cuando arrecian los vientos polares, no abriga más que esta última (66)

Esta afirmación abre paso en el relato a una tormenta en el Mar de Hielo, de la zona de los fiordos occidentales de Islandia, espeluznante donde las haya que se extiende entre las páginas 66 y 71. 



¿De qué trata esta novela? 

Trata de un Muchacho (se trata de la primera novela de la “Trilogía del muchacho”), de un Lugar, de unas aldeas del oeste de Islandia y del mar. Trata de las dificultades para sobrevivir cuando un espacio bello pero inhóspito nos rodea. Y trata del alma humana, algo universal en Islandia o en Kenia. Un muchacho con una infancia marcada por la muerte y el mar, vive una nueva tragedia que le hace pensar en buscar la muerte y sin embargo se encuentra con la “trinidad profana”, que seguro que da mucho que hablar en las dos siguientes novelas. 

Y pese a las adversidades… 

La amistad: 
(…) es maravilloso contar con un amigo de verdad en este mundo, así no estás tan indefenso, puedes hablar con alguien y escucharle sin tener que protegerte el corazón. 

Los libros: 
(…) aquí las noches de invierno son largas, tienden la oscuridad entre las cumbres de las montañas y los niños se duermen, la calma es ensordecedora y tenemos tiempo de leer, para reflexionar (113). 

El tiempo (proustiano sin duda alguna): 
El tiempo es relativo y el reloj rara vez mide lo que sucede dentro de nosotros y que constituye la verdadera duración de la vida, por eso pueden concentrarse muchos días en unas pocas horas y a la inversa, el número de años es una medición inexacta del tiempo de vida del hombre (…) (75). 

El amor, el trabajo colaborativo en el mar, el café humeante, la charla al calor de la chimenea, la nieve… y tantas otras cosas que hacen esta novela inolvidable.

jueves, 18 de mayo de 2017

MIRCEA CARTARESCU, El ojo castaño de nuestro amor.

Hay libros que me gustan, otros que me gustan mucho, muy pocos me parecen extraordinarios e inolvidables, este es uno de ellos. Cuando tengo la suerte de encontrarme con uno de estos libros, conforme me acerco al final, voy más despacio para que no se acabe, sufro cada vez que miro que quedan menos hojas y se me va a terminar irremediablemente. Vale, sé que puedo releerlo, pero ya no es lo mismo, así que mi reacción habitual es comprarme otro libro del autor y guardarlo un tiempo, hasta que el recuerdo del ya leído se desvanezca. Entonces le tocará a Nostalgia volver a provocar el misterio de cautivarme completamente. 


I. 
Ya conocía a Cartarescu por la lectura de un relato arrasador e impresionante, El ruletista. Me impactó y no acabo de entender por qué he dejado pasar cuatro años para leer una nueva obra suya. 

II.
He dicho muchas veces que no me atraen los relatos, aunque admiro y he leído con fruición a autores de relatos como Cortázar o Borges. Bien, El ojo castaño de nuestro amor es el título de uno de los relatos que componen este libro. Son relatos con una línea de continuidad, todos en su conjunto van componiendo el paisaje biográfico del autor y su país de origen, Rumanía. 

III. 
He subrayado tanto en este libro que me da apuro tener que elegir alguno de los muchos fragmentos que me han gustado. Con estos relatos me ha sucedido eso tan peculiar de parecer que estoy ante alguien próximo que me conoce muy bien y al que entiendo igual de bien. Una especie de comunión lectora/autor. 

IV.
Me gusta mucho cómo escribe Cartarescu, su lirismo es sorprendente, por ejemplo cuando escribe sobre un paseo por el barrio antiguo de Constanta en el relato “Pontus Axeinos”. Cuando pienso en Constanta, siempre vienen a mi mente las callejuelas sinuosas, pastoreadas por mezquitas más sinuosas aún, ancianos turcos que fuman todavía sus narguiles en plena calle, agachados junto a paredes burdamente coloreadas (…) (50). 

V.
Me gusta mucho lo que cuenta, historias inseparables de sí mismo que son reflexiones memorables, como la que realiza en el relato “Europa tiene la forma de mi cerebro”, uno de mis favoritos. 
Ser europeo no significa para mi ser bueno (mejor que otros), sino ser complejo, ser un personaje complicado, lleno de contradicciones, pero capaz de reconocerlas y de conciliarlas. La gran tradición europea ha guiado toda mi vida, al igual que mi rebelión contra ella (140). 

VI.
“Los años robados” es el otro relato en el que he encontrado un camino de ida y vuelta entre la vida atrapada entre palabras y mi propia vida. 
Resulta increíble todo lo que tenemos que luchar para conseguir un poco de normalidad (74). 

VII.
Solo añadir que cada uno de los relatos es una pequeña maravilla, todos me han gustado sin excepción. El autor, un europeo aparentemente muy diferente a mí misma, está sin embargo más próximo que muchas de las personas que me rodean cada día aquí. 

VIII. 
Buscad este libro, leedlo sin prisas y disfrutad de este magnífico libro. Espero no levantar excesivas expectativas que puedan frustrarse pero el entusiasmo me ha podido.

lunes, 8 de mayo de 2017

PIERRE LEMAITRE, Recursos inhumanos

En muy poco tiempo he leído dos libros de este autor, la anterior, Nos vemos allá arriba, me gustó sin entusiasmo, tuve sensaciones contradictorias con aspectos interesantes y otros menos.


En esta novela confirmo los aspectos positivos de la anterior. Bien escrita, Pierre Lemaitre consigue montar una historia con un personaje central, el antaño director de recursos humanos (de ahí el juego irónico del título) Alain Delambre que ha perdido la esperanza de encontrar trabajo digno tras quedar en paro.

Otro aspecto positivo confirmado es lo bien contextualizada que está la historia, el autor pinta un fresco de la población francesa, especialmente parisina, en estos últimos años de crisis económica que ha afectado duramente a las clases trabajadoras y a la clase media. El universo del precariado está perfectamente descrito, la desesperación al no encontrar trabajo, el deterioro personal y familiar, etc.

Y el tercer aspecto es la buena caracterización de la psicología de los personajes que van acompañando y desfilando al lado de Alain Delambre, el auténtico protagonista de la novela:
La tensión es una especie de hilo que cada uno lleva dentro de sí y cuyo nivel de resistencia no se conoce en realidad. Cada uno tiene el suyo (207).
Añadiría un cuarto aspecto positivo, la intriga sobre cómo puede acabar una historia que acaba siendo delirante, sin olvidar la denuncia de los aspectos más brutales e inmorales del capitalismo actual.
Se habla mucho de los “valores” de la empresa. Ya no basta con trabajar, hay que “comprometerse”. Antes había que estar de acuerdo con la empresa, ahora hay que fusionarse con ella. Ser uno con ella (27).

Una novela de hoy mismo, un retrato en tiempo presente lleno de fuerza, de humor, de rabia, de denuncia de la inhumanidad que asola a millones de parados/as (en este caso de edad delicada: superados los 50 años).